Capitolo 2 Noche de bodas

"¡Qué puntualis son!". Dopo aver parlato, fue a abrir la puerta. Dolores le ha mangiato una bandeja con un piatto di Cochinita Pibil e unas tortillas.

"¡Gracias!", dijo recibiéndola de buena gana. Il risultato è che Carolina le ha incantate.

Quando finii di venire, vio una nota sulla bandeja, e non potei resistere ad aprirla.

«Dentro del armario hay una caja. Vieni a sapere cosa c'è in lei. Quando l'orologio segna las ocho, ve a mi habitación. Entra, ponte la venda y esp é rame en la cama', leyó. Era un messaggio di Máximo.

Carolina deslizzò dolcemente i dedi sulle lettere, le pare che fossero eleganti e bellissime, prima di levarsi per cercare la caja che aveva menzionato.

Quando l'orologio dio las ocho, Carolina aprì la porta e guardò l'esterno. Ero vestita con una preziosa camisón de seda negra, cubierto por una bata que hacía juego. Al verificabar que no avevabía nadie, se apresuró a entrar en la habitación al final del pasillo.

Carolina aveva immaginato che il suo abito da sposa sarebbe stato un bel lanco bianco, ma la sua madrastra le aveva fornito uno molto più stravagante. Purtroppo, le sue intenzioni non sono state viste con amabilità o cariño; sino que fueron una crudele burla por haberse casado con quell'uomo. Nonostante le azioni di Nadia, Carolina incontrò la certezza che l'abito scelto da suo marito non era solo prezioso, ma aveva anche un'eleganza senza pari.

La stanza era nella completa oscurità. Buscó a tientas el interruptor de la pared, ma sus dedos solo encontraron una superficie lisa. Presa dal panico, sforzai gli occhi per vedere qualcosa, quale cosa!, ma l'unico che trovò fue il vuoto. Con le mani estese, ho fatto un timido passo adelante. Aveva detto che speravo nella cama. Così que obbedii, sintiéndose vulnerabile ed expuesta; escuchando para distinguir cualquier señal de su llegada.

Alla fine, dopo che le sembrava una eternità, odi un mormorio sul lettino. Anche se forzava la vista, non poteva distinguere la sua figura nell'oscurità.

'No quiere que lo vea, claro', pensó aturdida. Con rapidità, buscó a tientas el pañuelo e se lo colocó alrededor de los ojos.

Quello non aveva avuto problemi a intensificare i nervi di Carolina, poiché potei ascoltare tutto, anche se continuavo senza vedere una cosa.

Il suono della tela riempì la stanza e, pentito, la cama impedì a hundirse bajo su peso. Fue quindi che se dio cuenta de que él se encontraba encima y sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. Estaba tumbada, frágil e indefensa ante la presencia masculina.

"Yo-yo nunca...", balbuceó, incapaz de completare la frase. Carolina era riservata all'uomo di cui si era innamorata, ma, per disgrazia, le cose non salirono come aereo.

Il massimo si paralizzò all'istante. Ho solo visto la tua foto, ma ora mi ha impressionato di più. Sin embargo, no deseaba que ella lo viera. Temi che, dado il suo terribile aspetto, ella sintiera repulsione e il matrimonio non si consuma.

Pensavo che tutto sarebbe deprisa e che, con pazienza, sarei stato imbarazzato al primo tentativo. Anche se si sentiva attratto dalla ragazza, l'idea di farlo così sembrava umiliante per entrambi. Cuando supo que aún era vergine, tuvo que respirar hondo. Non podría tratarla de esa forma, haciéndolo rápido y dejándola abbandonada sin más.

"De acuerdo", rispose in un modo che, per Carolina, sonó sensuale. Le puso la mano en la pierna y ella dio un respingo. "Tranquila, intentaré ser lo más suave posible", continua.

La muchacha asintió con la cabeza.

Il massimo ha realizzato la sua promessa, lasciando il suo corpo come se fosse un pezzo d'arte così delicato che potrebbe rompersi con un tocco equivoco. Tuttavia, quando lei intentò ad alcanzarlo, le agarró le muñecas per impedirlo.

"No. Por favor, no me toques. Mantén las manos en el colchón y deja que yo me ocupe del resto", le dijo con firmeza.

"Pero...", intentoó argomentare.

"¡Carolina!", la interrumpió, utilizzando un tono mandón, aunque sin llegar a ser grosero. La ragazza sospettò di cedere.

Ogni tocco e caricia accelerano il loro cuore e il cielo si sente nervoso. Si bien nunca la besó en los labios, del cuello hacia abajo non quedó né una parte che non fuera esplorata da lui.

Quando si disperò alla mattina successiva, Carolina trovò sola nel suo dormitorio. Al incorporarse, un dolor sordo le recorrió el cuerpo. Anche se su marito si comportava con delicatezza la mayor parte del tempo, in un momento dado se volvió bastante brusco, quasi animale, e persino le pidió disculpas dal suo comportamento.

Mirò al techo mentre suonavo. El le avevabía besado el cuerpo y ella se sonrojó al recordarlo. Nonostante fosse doloroso, il risultato fu anche un placentere incredibilmente elevato.

En quanto se levantó, vio una caja sobre la mesita. Parecía un joyero; avevo una nota al suo interno:

«La noche fue maravillosa. Aquí tienes tu pago', leyó.

La canzone che prima giocavo nelle labbra di Carolina scomparve, sostituendola con un'espressione di disgusto. Se cambió de ropa a toda prisa, se lavó, tomó la caja y salió de la habitación furiosa, ignorando el malestar que sentía entre las piernas.

Mentre la ragazza dorme, Máximo ha cercato informazioni al riguardo. Il nome di Carolina è legato alla storia di sua madre e tutti dicono che era altrettanto facile che lei. Aquello no hizo más que enfadarlo, y fue la razón principale para qu e le 'pagara' por sus servicios. Al meno così tal volta ella non si coinvolgerà con altri uomini. No le exigiría amor, ya que tampoco estaba dispuesto a darlo. ¿Pero ser un cornudo? ¡Per favore, no!

Il telefono sonò, era su padre.

"¿Estás disfrutando de la vida de casado, hijo mío?", si chiedeva César Castillo sperando.

Máximo se removió en la silla y soltó una carcajada.

"No está tan mal. Y si todo va según lo previsto, pronto sabremos si Carolina está embarazada".

"¿Carolina?", le chiese, confundido.

"Sí, papá, mi esposa. Ese es su nombre, ¿no te acuerdas?", habló Máximo con impaciencia.

"Ah...". César sembra inseguro, tal vez ausente, aunque no hizo ningún comentario al riguardo. "Spero buenas noticias, quindi. ¡Tu abuela estará encantada!".

Se avevabía cordado que Eloísa, la mujer más bella de la ciudad, se convirtiera en la esposa de Máximo Castillo. Tuttavia, era evidente che avrebbe accettato di casarsi con un uomo che non aveva mai visto, né tanto meno con uno sfigurato.

La chiamata terminò e César dejó scappare da un profondo sospetto. Se bien debió esperarselo, non evitare che sintiera molesto.

Dolores ordenaba las almohadas en el salón.

"Buenos días, Dolores. ¿Podría decirme donde está mi marido, por favor?", chiese Carolina, facendo uno sforzo per non essere grosso con l'anciana, che non tenía nada que ver.

Ella aprì moltissimi occhi e levò la testa per mirare alla sua signora, asustada.

"¡Ah!, buenos días. Él se encuentra en la oficina". Come la muchacha cominciò a camminare in quella direzione, agregò: "Señora, ¡deténgase! ¡No vaya!".

Dolores fue detrás de ella, per impedirlo.

Carolina siguió camminando mentre diceva furiosa: "Tengo que hablar con él".

"Señora, a él no le gustará...".

"Dolores, se atrevió a tratarme mal, ¡ahora me va a oír!".

L'anciana desistió y se detuvo.

"Llame primero, por favor". No añadió otra palabra; Carolina asintió.

Una volta tornato alla porta, ho perso l'energia. Il suono risuonava nel silenziosissimo padiglione.

"¿Quién es?". La voce di Máximo sonaba casi molesta. Aquello no hizo más que avivar su furia.

"¡Soy yo!", rispose brusquedad. "¡Carolina!".

"¡Vete!", fue la cortante respuesta.

Se quedó de pie en el lugar, con el corazón latiéndole con fuerza, sintiéndose totalmente rechazada y ofendida.

'¡Qué atrevido!', pensó.

Carolina ha tentato di aprire la porta chiusa, ma è stata nel vano. Frustrada, la dio un puñetazo.

"¡Máximo Castillo!". De nuevo, golpeó con forza.

"¡Dije que te vayas!", rispose él, con el mismo tono demandante.

"¡No lo haré! ¡Abre la puerta, ahora!".

Máximo non ha risposto; ma in seguito due uomini entrarono nella villa e se le accercaron.

"Señora, el jefe le pidió que se fuera", disse gentil el hombre más alto, que llevaba sombrero.

"No lo haré hasta que hable conmigo", le risposte con la misma amabilidad antes de volverse hacia la puerta. "¿Eres lo bastante hombre para acostarte conmigo y enviarme esta nota, ma no para enfrentarte a mí? ¿Es eso?".

Los hombres que la rodeaban se quedaron boquiabiertos, intercambiando miradas incómodas; nun ca nadie se avevabía atrevido a dirigirse con tanto descaro hacia su jefe.

De pronto, un ruido procedente del despacho acabó con la tensión quando la llave entró en la cerradura y Carolina vio que el picaporte empezaba a girar.